En España, la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG) exige tres años de formación, 80 horas de terapia individual y 10 horas de supervisión de casos, antes de otorgar el título de Psicoterapeuta Gestáltico.
Asimismo existen otras escuelas que forman terapeutas gestálticos siguiendo el enfoque ateórico de Fritz Perls, en las cuáles no es necesario disponer previamente del título de Psicología.
Es fundamental para la terapia el uso de la primera persona: el paciente necesita tomar conciencia de sí, sin ocultarse usando la segunda persona, o incluso un sujeto colectivo. Por ejemplo, es habitual que las personas digan "cuando tienes un jefe maltratador, te dan ganas de dejar el trabajo", en lugar de decir "tengo un jefe maltratador y me dan ganas de dejar el trabajo". También al decir «los jóvenes bebemos mucho» en vez de «yo bebo mucho» se hace uso del plural, y por lo tanto se evita tomar conciencia de la responsabilidad personal, confundiendo a la persona en medio del grupo.
El trabajo en terapia Gestalt está fundamentado en el lenguaje no verbal, es decir, el lenguaje corporal y el tono de voz. Frecuentemente, el lenguaje verbal da una información que contradice su expresión corporal. En ocasiones, el paciente trata de justificarse con abundante cantidad de información que le descontacta con la realidad. Cuando hace aparición esta forma inconsciente de controlar la terapia, el terapeuta Gestalt vuelve a conectar al paciente con su cuerpo.